Hoy me disfrazo de mi

[jnaranjobotero]

Hoy mientras bebo mi té, contemplo el atardecer, y reconozco como el cielo me obsequia una inefable obra artística que con sus tonalidades anaranjadas disfrazan la noche de Halloween. En la presunta oscuridad, las estrellas que aguardaban impacientemente este momento por fin salen a brillar. Y mientras tanto, en el silencio ruidoso de la naturaleza, me cuestiono, las incontables interpretaciones que se le pueden atribuir a este día. 

Un fuerte suspiro me acogió con cierto grado de alborozo al llegar a una conclusión paradójica. En los 365 días que tiene el año, hoy es uno de los escasos días en que nos mostramos ante el mundo desde nuestra verdadera esencia; hoy desempolvamos ese niño interior; hoy le damos nuevamente paso al asombro, a la espontaneidad, a la imaginación, al juego; hoy le extendemos la alfombra roja al Ser interior. Lo gracioso es que la manera en que lo conseguimos es a través de una máscara o un disfraz, sin caer en la cuenta de que los otros 364 días que tenemos la oportunidad de mostrarnos tal y como somos, es cuando más disfraces y máscaras invisibles nos ponemos. Con esto desde mi posición y humilde opinión, quiero traer con amor una invitación: a que no solamente sea un día al año en el que nos disfracemos de nosotros mismos, sino que sea cada uno de los siguientes días que tengamos por vivir; o qué tal si mejor nos ahorramos el disfraz, permitiéndole de una vez por todas al niño interior salir a jugar y divertirse, y así también poder conectar a mayor profundidad con los demás niños desde la vulnerabilidad.
Pensaría yo que andamos tan ocupados en el hacer y el tener, intentando ser ese “adulto responsable”, que hemos abandonado casi que por completo a esa criatura tan pura que reside en la memoria de nuestro corazón.
Si bien recuerdo una vez leí una frase de Jésus que decía algo más o menos así: “Dejad que los niños vengan a mí, y no se los impidáis, porque de ellos es el reino de Dios.” Esta cita, más allá de cualquier connotación religiosa, la interpreto como esa invitación a retornar a nuestra raíz, para así poder despejar la tempestad y aperturar ese cielo infinito en la tierra, y vivir en armonía, paz y plenitud, al servicio del entorno, desde aquello que nos hace más feliz. 

Y tú ¿recuerdas que querías ser cuando fueras grande? 

“Deja que sea el adulto el que narre el cuento, y el niño el que se viva y disfrute el momento.” Jose Pablo Carreño (@una_tortuga_elocuente)

[jnaranjobotero]

Gracias a ti por leerme y conectar con ella. 

A sacar a pasear y jugar a Dianita! 

Namaste

[DianaGomez]

Hola @jnaranjobotero  que bonita reflexión 😊 Gracias por compartirlo con toda la Comunidad 🧡